sábado, 11 de febrero de 2012

Blanca - Carta escatológicamente anónima

Hola madre:

Lo único que quiero en esta vida es quedarme en esta bañera lo que me queda. Pero es un sueño infantil, imposible: la comida se terminaría. En un par de días acabaría con todos los alimentos que pudiera alcanzar con la mano. Más tarde, inexorablemente, el hambre vencería a mis doloridos músculos; provocándome un alzamiento alimentario (literalmente). Mis indignadas células se pondrían en huelga, llevándome a un estado de catalepsia por olvidarme de mis obligaciones biológicas. Pero algo dentro de mi corazón me dice que puedo conseguirlo. A no ser que me suene el móvil y no lo tenga aquí conmigo sino en el cuarto, encima de la cama. ¡Efectivamente! Acabo de mirar a mi alrededor y parece ser que al final moveré mi culito perfecto. ¡Ais Madre! ¿Por qué me sacaste de tu vientre?

Recorrí todos los cibercafés de Madrid y sus alrededores. No sabría decirte si fueron 10 o 10.000 sitios. Perdí la cuenta al ver que todos era exactamente igual al anterior. Un copy-paste en toda regla. Sólo sé que lo primero que hice, cuando volví al hotel, fue meterme en la bañera y abrir el grifo. Ni me molesté en quitarme la ropa. ¿Para qué? Si cuando saliera tendría que ponérmela otra vez. Y afortunadamente tenía el portátil cargando justo al lado, que si no es así ahora mismo no te estaría escribiendo estas líneas.

Nada mamá, la búsqueda no avanza; pero todo no está perdido. Me he comprado una bufanda súper cuca por 2 euros. La encontré en un mercadillo que han puesto hoy. Tal vez esté complemento compense el billete de avión y los dos días en el hotel. Ya la verás, es preciosísima.

Extrañas costumbres las de este país. Hoy, mientras recorría las calles en busca de otros cibercafés me he encontrado con un hombre peculiar. Cuando me vió, se paró en seco y me hizo la señal de la victoria con los dedos. Ya sabes, con el índice y el corazón haciendo una V. Lo esquivé e intenté disimular que metía la mano en el bolso en busca del spray de pimienta. Cuando comprobé que no me seguía me relajé y saqué la mano del bolso. Pero si alguien me lo volvía a hacer juré que le devolvería el saludo y luego le metería los dedos en los ojos. Quien victorea el último, victorea mejor.

Alguien me ha pasado una carta por debajo de la puerta. No te lo he comentado antes porque tampoco es que su contenido sea muy importante. Es más, es una enorme tontería lo que hay escrito. Ahora después te la digitalizo aquí debajo. Yo lo califico como “me sobra el tiempo y sé escribir”. Es como... una especie reflexión neotonteriana con pinceladas de humor negro. Más bien parte de un borrador de un libro.

Posiblemente no sea para mí, sino para el anterior ocupante de esta habitación. Tal vez era un editor de mucho prestigio. Y un joven escritor se enteró de su llegada a España. Tomó la iniciativa de darle un capítulo de su libro pasándoselo por debajo de la puerta por miedo a verlo en persona. Lo raro es que no hay ningún tipo de identificación ni en el sobre ni en su contenido. A no ser que ese escritor estuviera tan nervioso que se olvidara de poner su dirección. O fuera original y lo pusiera con tinta invisible. ¡Qué pena no tener un limón a mano! La confusión de habitación explicaría su nerviosismo. El chico estaría tan emocionado por mostrárselo que no reparó en comprobar si el editor seguía alojado en el hotel. Eso o un mensaje secreto de un espía. ¡¡Curioso!! Si leo la tercera letra de cada palabra impar, me sale una receta para hacer pato al limón. Bueno en realidad me ha salido una palabra parecida al pollo, pero sin la P; y otra parecida a limón, pero sin las vocales. Sea un mensaje secreto o una receta de cocina, necesito un limón. ¡Mi reino por un limón!

Te dejo ya por hoy, que estoy poniendo perdido el teclado con jabón. Mañana iré al ayuntamiento para comprobar si está empadronado aquí o si hay algún negocio abierto a su nombre. Esperemos que los dioses sean propicios. Ahora te dejo con la carta que te comenté.

Un abrazo de tu maravillosa hija.

Blanca

Capítulo 5: Promocionando nuestros genes. 

Los “pedos”, o “ventosidades” dependiendo de la cercanía de nuestros padres, es otra arma extremadamente eficaz para conquistar a la chica que te gusta. Pero no todo el trabajo está hecho con el sonido, hay que trabajar con su olor. Para ello aconsejamos una gran cantidad de morcillas y de lentejas en la noche anterior. Y si usamos nuestras manos para empujar el aire hacia su nariz, mucho mejor. Ganaremos unos puntos al demostrar nuestra agilidad física y remarcaremos nuestra autoría del pedo. Cuando comprobemos que las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos, será la inequivoca señal de que esta surtiendo efecto. Eso se debe a que la chica se empieza a emocionar. Incluso comprobareis que no puede contenerse y empieza a adoptar caras muy expresivas. Normalmente intentará ocultar su rostro con un trapo de tela o en una bolsa de plástico, intentando disimular en vano su atracción amorosa hacia ti.

El siguiente paso es darles una muestra de nuestro material genético. Esto les sirve para saber si vuestros futuros hijos nacerán sanos y fuertes. Para ello, que mejor que darle un poco para que lo saboreen con sus papilas gustativas. Su bebida en una cena es perfecto. Cuando te esté mirando fijamente a los ojos, coge su vaso y escupe dentro. Luego déjalo en su lugar como si nada hubiera pasado. Ello demostrará tu determinación. Y si quieres que se quede fascinada, nada mejor que orinar directamente. ADN calentito. Le impresionará tanto tu valentía, que no lo olvidará nunca; y a la mínima oportunidad te lo recordará con orgullo. Como tema de conversación para romper el hielo con sus amigas es idóneo. Pero no olvides a sus padres. A partir de ese día te mirarán de una forma diferente.

Una alternativa es el acné. Si tienes la cara llena de granos estarás de suerte. La forma más adecuada suele ser reventarlos justo cuando la conoces, momentos antes de saludaros con un beso en la mejilla. La secreción, al entrar en contacto con su rostro, es analizada con más fiabilidad. Concretamente con un 83%. Al poder analizar un fluido corporal tan puro y reciente, la tarea se vuelve más precisa. Y si, cuando los estás explotando, salta un poco de pus hacia su ropa ya puedes estar seguro que esa noche no dormirás solo. 


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