martes, 6 de marzo de 2012

Blanca - A un baño de Barcelona

Saludos desde Barcelona:

¿Te acuerdas del carnicero? Sí, el que estaba en la esquina de nuestra calle. Pues estoy empezando a pensar que antes de dedicarse a su profesión estaba encerrado en un psiquiátrico, posiblemente dirigido por lunáticos instruidos por psicópatas. Y tan solo te digo una parte del angelito bueno, que si te cuento lo que me susurraba el malo no duermes esta noche. ¿Por qué? Sus actos hablan por sí solos.

Esta mañana no me ha despertado la alarma del móvil, ni el perro del patio de al lado, ni la señora de la limpieza, ni el suicida del turno de mañana; sino el carnicero de nuestro barrio. Empezó a golpear la puerta como si estuviera colgando cuadros con la cabeza. Cuando me puse algo para tapar mis encantos, abrí la puerta sin tan siquiera preguntar quien había detrás. Con el ruido que hacía habría abierto aunque hubiera un comando terrorista. Y lo primero que me encontré fue una alucinación. ¿El carnicero? Me engañan mis ojos. Tiene que ser un hombre similar con la misma complexión y edad. El verdadero esta muy lejos de aquí, a miles de kilómetros. Pero no, era sin duda él. Si hasta llevaba la misma bata con la dirección impresa. Lo más lógico sería pensar que está dando un rodeo para llegar local, pero en sus ojos había mucho odio.

- Me debe 3 céntimos-. Me dijo el carnicero.

- ¿Perdón?

-Ni perdón ni pokeflautas. Me debe 3 céntimos de su última compra. Y quiero que me los dé ahora mismo.

-3 céntimos- Tenía que haberle entendido mal.

-Exacto. Usted me entregó un billete de 10 € por un producto de 8,56 €. Yo le devolví 0,41 €. Por lo que me debe un total de 3 céntimos, más los intereses generados a lo largo del tiempo.

Se me quedó mirando expectante, como si de un momento a otro fuera a sorprenderme de mi descuido. Como si mi vida girara en torno a su carnicería y su cocina. Como si hubiera hecho un turismo cárnico, como si hubiera viajado sólo para comparar su carne con la de otros países. Y de este modo confirmar que la mejor y más sabrosa del universo... perdón, ¡de todos los tiempos!, fuera la suya. Y de rebote vaciarme los bolsillos.

-¿De cuánto estamos hablando?

-Un céntimo por día. Hace 5 días que compró en mi establecimiento, lo quehace un total de 8 céntimos.

-Y ha venido hasta aquí por 8 míseros céntimos.

-Así es.

-¡Chachi dulce! Y supongo que mi madre te habrá dado mi dirección.

-En eso se equivoca. Contraté a un detective privado, que ahora que lo menciona tendrá que abonarme sus honorarios.

-Por supuesto.

-No quería implicar a su madre en este caso claro morosidad. No me gustaría que su madre la viera como una ladrona. Tiene suerte que no hubiera llamado a las autoridades.

-Llevo noches sin dormir pensando en las consecuencias.-Lo único que no tenía era su número de la habitación, pero un huésped me ayudó.

-¿Un huésped?

-Cuando llegué hasta aquí no me quisieron decir su número porque iba en contra de alguna ley rimbombante. Pero por suerte, un hombre que estaba cerca de recepción me dijo exactamente donde estaba. Lo único que tenía quehacer a cambio era entregarle esta carta.

Y entonces sacó un sobre del bolsillo.

Recibo más cartas en España que en mi país. Tal vez sea una indirecta de que“me queréis fuera”. O que mi amor se aprecia más en la distancia. Sea como sea, me dio otra carta. ¿Tal vez del escritor desesperado? Se agradece recibir correspondencia, aunque no sea para una. Luego te la pongo, sigo con el carnicero diabólico de la calle Fleet.

En mitad de un bostezo le dije:

-A ver que me aclare. Realmente, ¿cuánto dinero tendría que abonarle paraque se fuera feliz a casa?.

-El viaje en avión, el detective privado, las dietas, lo que podría haber ganado en los 2 días, canguros para mis hijos, souvenirs, tabaco, limosnas...

-¿Cuánto?

-4.612 €, con 8 céntimos.

Cerré la puerta de un portazo. Lo siguiente fue llamar a la seguridad del hotel y escuchar como se lo llevaban a la fuerza mientras gritaba algo sobre una deuda. Algún comentario oí de mis vecinos sobre que era un estafador, un alcohólico, un yonqui, un demente, un friki de Star Trek, y más cosas que prefiero no decirte.

Con la carta en la mano me fui a tumbarme en la cama. El sol empezó acolarse por mi ventana, desperezándome totalmente. Mis deseos por abrir esa carta eran enormes. La curiosidad no paraba de empujarme para que lo sacara de una vez. Luego me dije: -¿Por qué no hacerlo? ¿A que estoy esperando? No tiene sentido que me haga autosuspense.- Y así la abrí.

Me encontré con tres objetos. Una entrada para un espectáculo, una llave y un sobre. ¡En la entrada estaba la cara del tío Raúl! ¿Tenía un show? Y por lo que decía en la descripción, ¡parecía de humor! Se celebraba mañana en un pub de Barcelona. Sin autosuspense, me metí en Internet y compré un billete de tren.Llegaría con tiempo suficiente para alojarme en otro hotel e ir de compras.Me surgen nuevas dudas. ¿Quién era el hombre que le dio la carta al carnicero? ¿Un ayudante o tu propio hermano? ¿Como sabe que estoy aquí?¿Era suya la primera carta? Necesito un baño de burbujas urgente, tanta duda me embrutece.

Después esta la llave. Pequeña y vieja. Parece la llave de un candado. ¿Tal vez un candado de bici? En las cartas contaba el tito que se encontró con una llave que resultó ser la llave del candado de una bicicleta. ¿Me ha dejado una bici atada en algún lado? Pues si espera que vaya desde Madrid a Barcelona en un día es que necesita ir a un psicoanalista.

Mientras se llena la bañera te escribo la carta.

Un besazo de tu princesita

Blanca

Anotaciones de la sesión 28.
Nombre: Eustaquio.
Sexo: Hombre.Edad: 34.
Descripción: El paciente empieza a terminar de contar sus problemas después de diversas sesiones. Aun no se ha empezado el tratamiento.


Mis padres nunca han tenido fe en mi, les he hecho cosas para que se sintieran defraudados. Desde el minuto 0 prácticamente. Por ejemplo ellos siempre quisieron tener un hijo gay para ser la comidilla de la escalera, y al nacer,cuando abrí los ojos, me quedé mirando el culo a la enfermera. Y el resto de la vida fui muy hetero. Incluso en el instituto me conocían como el “convertidor de lesbianas”. Desde entonces he asqueado a los heteros. ¡Son anormales! Lo más parecido a un hombre es otro hombre. Al igual que lo más parecido a una mujer es otra mujer. ¿Porque se juntan entre ellos? Es como mezclar las peras con manzanas. El mundo está loco.


Pero hubo más problemas con mis padres. Aún recuerdo cuando mi padre me cogió un día por el hombro y me dijo: -Si no eres capaz de ir a ese banco y conseguir una hipoteca, me estarás demostrando que no eres un hombre.- Yo tenía entonces 4 años. Creo que fue la segunda vez que le decepcioné. La primera fue a los 2 años cuando me intentó enseñar a conducir. No, no, no... la primera vez fue con 7 semanas cuanto intentó llevarme de putas. Siempre quiso que hiciéramos cosas de padre e hijos, y yo siempre estropeándolo.


Pero con mi madre fue aún peor. La perdí como amiga cuando no me llegó la regla. Aun recuerdo mi primer sujetador. 


sábado, 11 de febrero de 2012

Blanca - Carta escatológicamente anónima

Hola madre:

Lo único que quiero en esta vida es quedarme en esta bañera lo que me queda. Pero es un sueño infantil, imposible: la comida se terminaría. En un par de días acabaría con todos los alimentos que pudiera alcanzar con la mano. Más tarde, inexorablemente, el hambre vencería a mis doloridos músculos; provocándome un alzamiento alimentario (literalmente). Mis indignadas células se pondrían en huelga, llevándome a un estado de catalepsia por olvidarme de mis obligaciones biológicas. Pero algo dentro de mi corazón me dice que puedo conseguirlo. A no ser que me suene el móvil y no lo tenga aquí conmigo sino en el cuarto, encima de la cama. ¡Efectivamente! Acabo de mirar a mi alrededor y parece ser que al final moveré mi culito perfecto. ¡Ais Madre! ¿Por qué me sacaste de tu vientre?

Recorrí todos los cibercafés de Madrid y sus alrededores. No sabría decirte si fueron 10 o 10.000 sitios. Perdí la cuenta al ver que todos era exactamente igual al anterior. Un copy-paste en toda regla. Sólo sé que lo primero que hice, cuando volví al hotel, fue meterme en la bañera y abrir el grifo. Ni me molesté en quitarme la ropa. ¿Para qué? Si cuando saliera tendría que ponérmela otra vez. Y afortunadamente tenía el portátil cargando justo al lado, que si no es así ahora mismo no te estaría escribiendo estas líneas.

Nada mamá, la búsqueda no avanza; pero todo no está perdido. Me he comprado una bufanda súper cuca por 2 euros. La encontré en un mercadillo que han puesto hoy. Tal vez esté complemento compense el billete de avión y los dos días en el hotel. Ya la verás, es preciosísima.

Extrañas costumbres las de este país. Hoy, mientras recorría las calles en busca de otros cibercafés me he encontrado con un hombre peculiar. Cuando me vió, se paró en seco y me hizo la señal de la victoria con los dedos. Ya sabes, con el índice y el corazón haciendo una V. Lo esquivé e intenté disimular que metía la mano en el bolso en busca del spray de pimienta. Cuando comprobé que no me seguía me relajé y saqué la mano del bolso. Pero si alguien me lo volvía a hacer juré que le devolvería el saludo y luego le metería los dedos en los ojos. Quien victorea el último, victorea mejor.

Alguien me ha pasado una carta por debajo de la puerta. No te lo he comentado antes porque tampoco es que su contenido sea muy importante. Es más, es una enorme tontería lo que hay escrito. Ahora después te la digitalizo aquí debajo. Yo lo califico como “me sobra el tiempo y sé escribir”. Es como... una especie reflexión neotonteriana con pinceladas de humor negro. Más bien parte de un borrador de un libro.

Posiblemente no sea para mí, sino para el anterior ocupante de esta habitación. Tal vez era un editor de mucho prestigio. Y un joven escritor se enteró de su llegada a España. Tomó la iniciativa de darle un capítulo de su libro pasándoselo por debajo de la puerta por miedo a verlo en persona. Lo raro es que no hay ningún tipo de identificación ni en el sobre ni en su contenido. A no ser que ese escritor estuviera tan nervioso que se olvidara de poner su dirección. O fuera original y lo pusiera con tinta invisible. ¡Qué pena no tener un limón a mano! La confusión de habitación explicaría su nerviosismo. El chico estaría tan emocionado por mostrárselo que no reparó en comprobar si el editor seguía alojado en el hotel. Eso o un mensaje secreto de un espía. ¡¡Curioso!! Si leo la tercera letra de cada palabra impar, me sale una receta para hacer pato al limón. Bueno en realidad me ha salido una palabra parecida al pollo, pero sin la P; y otra parecida a limón, pero sin las vocales. Sea un mensaje secreto o una receta de cocina, necesito un limón. ¡Mi reino por un limón!

Te dejo ya por hoy, que estoy poniendo perdido el teclado con jabón. Mañana iré al ayuntamiento para comprobar si está empadronado aquí o si hay algún negocio abierto a su nombre. Esperemos que los dioses sean propicios. Ahora te dejo con la carta que te comenté.

Un abrazo de tu maravillosa hija.

Blanca

Capítulo 5: Promocionando nuestros genes. 

Los “pedos”, o “ventosidades” dependiendo de la cercanía de nuestros padres, es otra arma extremadamente eficaz para conquistar a la chica que te gusta. Pero no todo el trabajo está hecho con el sonido, hay que trabajar con su olor. Para ello aconsejamos una gran cantidad de morcillas y de lentejas en la noche anterior. Y si usamos nuestras manos para empujar el aire hacia su nariz, mucho mejor. Ganaremos unos puntos al demostrar nuestra agilidad física y remarcaremos nuestra autoría del pedo. Cuando comprobemos que las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos, será la inequivoca señal de que esta surtiendo efecto. Eso se debe a que la chica se empieza a emocionar. Incluso comprobareis que no puede contenerse y empieza a adoptar caras muy expresivas. Normalmente intentará ocultar su rostro con un trapo de tela o en una bolsa de plástico, intentando disimular en vano su atracción amorosa hacia ti.

El siguiente paso es darles una muestra de nuestro material genético. Esto les sirve para saber si vuestros futuros hijos nacerán sanos y fuertes. Para ello, que mejor que darle un poco para que lo saboreen con sus papilas gustativas. Su bebida en una cena es perfecto. Cuando te esté mirando fijamente a los ojos, coge su vaso y escupe dentro. Luego déjalo en su lugar como si nada hubiera pasado. Ello demostrará tu determinación. Y si quieres que se quede fascinada, nada mejor que orinar directamente. ADN calentito. Le impresionará tanto tu valentía, que no lo olvidará nunca; y a la mínima oportunidad te lo recordará con orgullo. Como tema de conversación para romper el hielo con sus amigas es idóneo. Pero no olvides a sus padres. A partir de ese día te mirarán de una forma diferente.

Una alternativa es el acné. Si tienes la cara llena de granos estarás de suerte. La forma más adecuada suele ser reventarlos justo cuando la conoces, momentos antes de saludaros con un beso en la mejilla. La secreción, al entrar en contacto con su rostro, es analizada con más fiabilidad. Concretamente con un 83%. Al poder analizar un fluido corporal tan puro y reciente, la tarea se vuelve más precisa. Y si, cuando los estás explotando, salta un poco de pus hacia su ropa ya puedes estar seguro que esa noche no dormirás solo. 


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jueves, 8 de diciembre de 2011

Blanca - 20 años más tarde.

Querida y sexy madre:

El resfriado ha ido a peor. Y el gélido aire del acondicionado me está llevando lenta e inexorablemente a una fría tumba. Parece ser que es tradición en Madrid utilizar los hoteles de neveras gigantes. Y me jugaría mi carrera de periodista a que lo pondrían más bajo si pudieran. Todos mis fluidos corporales se están convirtiendo en mocos, a una velocidad de 4 l/s. Llevo dos paquetes de clínex, un pañuelo de seda, 2 rollos de papel higiénico de la habitación, una hoja de una planta artificial, y una camisa del botones. Al pobrecito le estornudé en todo el uniforme. Se la dejé tan mal que me la dio para que me sonara. Te aseguro que un alien recién saliendo del huevo suele estar menos pringoso de como se la dejé.

Ahora me he metido en la bañera con el agua tan caliente que se me está pelando la carne como un gallina y las cejas se están volviendo negras. Pero prefiero este microclima al macroclima del hotel. Además estoy en la gloria. He encontrado una bandeja que supuestamente es para comer en la bañera, que he aprovechado para poner el portátil y una botella de Ron. Sé que me van a sacar un ojo por beberme la botella del mueble bar, sin embargo lo prefiero a bajar a comprar. En mi estado, una brisa de aire mal tomada puede arrebatarme la vida.

Mañana por la mañana saldré en busca de mi primera pista: Según me dijo mi contacto, el último lugar donde enseñó el pasaporte fue un locutorio del barrio de Salamanca de Madrid. Lo que no pudo decirme fue el porqué ni el lugar. No obstante, es mejor esto que nada. Me va tocar patearme todas las calles como cuando mendigaba noticias en mis prácticas de la carrera. ¡Y sólo tengo tacones!

En cuando esté sobre la pista te informo de las novedades.

Tu bella y monísima hija.

Blanca

PD: Terminé de leer los e-mails del tío mientras estaba en el avión. Se que lo hemos hablado miles de veces, pero sigo dándole vueltas a la razón por la cual cuando cruzó la frontera fue a España y no a Francia. ¿Por qué hacer un viaje de 5 días para luego desviarse en el último momento? ¿Por qué dejó su sueño cuando estaba tan cerca?


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miércoles, 26 de octubre de 2011

Día 5 - A una nariz de Francia.

Lejana hermana:

¡Estoy fuera del país!: Leverkusen, Bonn, Wiesbaden, Mannheim, Karisrúhe, Baden-Baden, Freiburg mi Freisgau, Bern, Lausanne y... ahora estoy aquí. Concretamente en Ginebra (Suiza). Archiconocida por sus quesos, chocolates, navajas, su bebida alcohólica (creo que es el Ron) y su manufacturación de levadura (lo último no lo busqué en libros, solo lo sé yo). Y te preguntarás con cierta perspicacia: - Pero dichoso hermano, llevas 4 días fuera de nuestras fronteras. Has estado recorriendo Alemania a pie, en tren, en coche y en un bici que robada a un niño pequeño.- Efectivamente, todo es cierto (salvo la bici, pensaba haber dejado claro ese punto). La única diferencia es que ahora voy por buen camino. Mi latitud está ligeramente más a la izquierda que antes. Ahora la distancia geográfica empieza a bajar.

Admito que estaba encapricho con el viaje, tenía grandes expectativas. De hacer un mejor amigo en cada vagón del tren, de conquistar una doncella en cada estación. Con dos grandes, turgentes y palpables... personalidades. Sin llegar a ser una esquizofrénica pero sin dejar de ser bella. Y todo ello sin perder mi objetivo principal: París. Calculando cada segundo de mi travesía para llegar lo antes posible. Pero el destino me llevó por el camino más largo.

Después de tanto infortunio, muerte y revisores-cambia-billetes; al fin estoy a unos pocos kilómetros del país donde empezará mi nueva vida. Casi puedo oler el país. Y por mucho que me digan los bomberos (que están apagando una fábrica de incienso justo detrás de mí); yo sé que huele a Francia. Sus viñedos, sus especias perfumadas, su liberté, su égalité, su fraternité... Me saltan las lágrimas. Y no solo es por el olor tan intenso que hay en el aire, sino porque me emociono pensando que ya casi va a terminar mi viaje.

Cuando hace 8 horas que cogí el primer autobús con destino a “lo-más-lejos-de-aquí-por-favor”, nunca pensé que me llevaría por un camino tan sincronizado a mis deseos. Por las líneas de autobús calculé que había:

-Un 17% de acabar en Rusia, trabajando en un barco pesquero con destino a Francia.

-Un 8% de acabar en Italia, robando un bote y remando hasta Francia.

-Un 46% de acabar en Suiza, haciendo autostop hasta París.

-Un 28% de acabar en Bélgica; preguntandome que hacía ahí y por qué no me podría haber tocado Rusia, Italia o Suiza.

-Y un 1% de que el autobús fuera en realidad un dragón disfrazado y me llevara volando hasta París. Deseé mucho esta posibilidad.

Perder todo mi dinero ha sido lo más traumático. Como recordarás, mi maleta no pude recuperarla. Perdí las cosas más preciadas que poseía sobre la faz de la Tierra y, además, mi colección de sellos. Por suerte llevaba encima la cartera, con todos mis ahorros. Me compré un Netbook. Cuando lo pagué me esperaba un libro electrónico que se conectara a internet. Y resulta que es el hijo desnutrido y circuncidado de un portátil. También me compré algo de ropa en la tienda de la estación, una mochila para llevar todo, una cajetilla de tabaco, un mechero, un libro para dejar de fumar, unos chicles de nicotina... y cuando me acordé de que no fumaba... una papelera... y, por último, un mapa de Francia.

Como siempre te digo, hay dos cosas que no puedo apartar la vista aunque quiera: una injusticia a un trabajador honrado y un niño gordo jugando al fútbol. Pues añade una tercera: un cuadro del río Arve al amanecer, el río que cruza esta ciudad. Tal cual lo vi, tal cual lo compré. Es precioso, lleno de colores como si el pintor fuera daltónico y le hubieran mezclado dos juegos de pinturas, con un reflejo de la luz sobre las aguas, una barca cruzando por el centro... una obra de arte. Mide 3 x 2,5 metros, y no es precisamente cómodo para llevarlo. Pero mecere la pena. Lo llevo atado a la espalda y de vez en cuando, sobretodo con las esquinas cuando me giro muy rápido, saco algún ojo. Menos mal que no les entiendo, porque sino estaría preocupado. Menudos gritos me pegan cuando empiezan a sangrar.

Me despido que voy a hacer autostop. Pero no estaré auto-parado, sino haré muchos movimiento cuando aparezca un coche. Incluso haré malabares con los calcetines, seguro que les llama la atención. Espero que se entienda que busco un vehiculo y no que vendo drogas de una forma creativa.

Cuídate pequeña

Raúl

PD: Ahora que estoy a un par de países de distancia y estoy en uno neutral, me he atrevido a llamar a nuestro padre. Me dijo de todo menos «te quiero». Mencionó algo de una oveja negra, de que me había dado la vida y me la podía quitar cuando quisiera, de algo sobre volver a redactar su testamento, contratar francotiradores, comida envenenada, ballestas, misil tierra-tierra... y un montón más de argumentos para que volviera. Pero me mantuve en mis 13, y él me nombró 13 formas de matarme desde Ámsterdam. Cuando quiere es de lo más imaginativo. No le tengo miedo, me protege la distancia y el tratado de la utilización de armas nucleares. Mañana lo intento con mamá.

PD2: ¡No tengo novia! Sigo sin entender como esa chica sigue encaprichada de mí. Sólo fue accidente, un error de un año. Sexo a diario y fines de semana con sus padres. Nada que me comprometa. Nunca creí que se lo tomaría tan en serio. Si te vuelve a insistir dile que estoy muerto, o gay. Lo que te sea más cómodo.

PD3: Y lo del chico que te intentó dar un beso... coge turno, busca un asiento y espera a que me importe. Tu vida amorosa me importa bien poco. Tanto como la mía. No intentes convertirme en el hermano comprensivo que nunca he sido.

PD4: Como te toque, le toco.



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domingo, 16 de octubre de 2011

Día 4 - Destierro del mundo virtual.

A mi perdido y querido hermano mayor,

Antes de nada… Lo siento!!! Mis disculpas ante este breve período en el que no has sabido nada de mí pero he de decir que en parte es culpa tuya ¿y sabes por qué? Porque tu querida y estimada madre me ha dejado sin internet en casa!! Creo que es el peor castigo que le pueden hacer a una adolescente en plena fase de crecimiento. Qué va a ser de mí? He sido desconectada del mundo! Pues sí hermanito estoy en casa de Julieth robándole su más que preciado portátil para poder contestarte y bueno, también para resolver ciertos asuntos que tenía pendientes, claro. Por favor, llama a los papás esto está siendo catastrófico ¡No es justo que yo pague las consecuencias! Sabes que desde que te fuiste se ha ido complicando mi vida de una forma indescriptible! Y todo comenzó con la pérdida de mi vespa rosa :( . De hecho te voy a enviar la última foto que tengo de ella (la que aparece en el anuncio que colgué en Internet y por toda la ciudad) para que te devore el remordimiento de conciencia!!!

Noticias frescas de tu amada, hace un par de días que Sarah me preguntó otra vez por ti, me pilló al salir de mis clases de Literatura. Me preguntó si te había dado el sobre y le dije que sí, su bonito rostro de muñeca se tiñó de decepción porque eso significaba que estabas pasando de ella ¡te parecerá bonito hacerle eso a una mujer! Se volvió vergonzosa de repente, balbuceó un par de veces y desapareció. Me pregunto qué te diría en esa famosa carta…. ¿La puedo abrir? ¿puedo? ¿puedo?

Si mi memoria no me falla te prometí que en el siguiente email te contaría la segunda parte de la cita con Emilio vayamos pues a ello. Tras cenar fuimos andando hasta Vonderpark, allí dimos un laaargo paseo y nos tumbamos en el césped junto al estanque ese que tanto te gustaba. Estuvimos hablando mientras observábamos las estrellas, una cita en toda regla vaya. Pero hubo algo que no me terminó de gustar, fue demasiado tímido por lo que pasé de estar muy muy a gusto con él en el restaurante a sentirme incómoda cada vez que se acercaba un poco más a mí. Y ya sabes cómo soy que en cuanto hay algo por mínimo que sea que no me gusta…. Mal…. Me acompañó a casa y justo cuando nos íbamos a despedir se armó de valor y fue a darme un beso pero yo inconscientemente giré la cara y su beso fue a parar a mi mejilla. ¡Tierra trágame! Si ya estaba vergonzoso imagina cuando le rechacé, se puso rojo como un tomate y me dijo adiós sin mirarme, como si fuera hielo. Y yo me quedé allí plantada viéndole marchar y pensando que lo más seguro era que Emilio no me volviera a dirigir la palabra… Y hasta hoy así ha sido. ¿Qué hago Raúl? Es mi amigo y si no hago algo no sabré nada más de él, ya le conoces…

He de irme que se hace tarde y Julieth ya me está empezando a mirar mal por acaparar su más preciado tesoro. Hazme caso por favor y llámales se quedarán más tranquilos y no llamarán a la policía. Sabes que estoy de tu parte y te apoyo en todo pero les está afectando no saber nada de ti, mamá está más nerviosa de lo normal y aunque papá no sea de expresar sus sentimientos sabes que se le nota. Por favor no seas cabezón y llámales.

Prometo escribirte mañana, he encontrado un cibercafé realmente barato! Tengo muchas cosas que contarte hermanito.

Un beso, esta semana te he echado muy en falta ;)

PD: Te adjunto la foto de mi perdida vespa.



martes, 11 de octubre de 2011

Día 4 - Tarde de bicicleta.

Fiel hermana:

A pesar de ser mi única hermana, eres mi favorita. Y no lo digo por hacerte la pelota, que también, sino porque necesito decirte algo para ignorar a mis pies. ¡Chillan de dolor! Después de haberles obligado a andar 5 Km. en una marcha rápida, ahora quieren tomarse su venganza. Y no precisamente fría. Insisten en decirme que están ahí, que me recuerdan, que me odian. ¿Quién soy yo para reprocharles? Todo el día aguantando mi peso, con todas las partes de mi cuerpo. Encerrado en una cárcel de tela que no dejan penetrar la luz. Perdiendo la cabeza en la más absoluta oscuridad. Con un calcetín que retiene el sudor en vez de escurrirlo, para que se quede adherido a su piel. Sintiendo en su superficie una sucia, húmeda y pestilente toalla. Ahora es su momento de la venganza, pero lo aguanto con comprensión. Al menos estoy sentado. Concretamente en el suelo de Widdert. Desde aquí tomaré un autobús que me lleve a un sitio lejos de este lugar. Queda media hora para que aparezca, lo cual me da mucho tiempo para pensar, pensar que escribirte, y escribirte. Lo sucedido entre ayer y ahora ha destripado toda mi fe por la raza humana. Me han llamado ladrón, me han perseguido como un asesino...y ahora intentan volverme loco. ¡Bicicletas por todas partes! No dejan de pasar. De arriba a abajo, de abajo a arriba, de izquierda a abajo, de derecha...etc. Menos de centro a centro, y tira porque me toca, por todos los rincones que pueda circular.

Todo empezó como un todo buen episodio de C.S.I. que se precie: con un asesinato. La víctima: un coche. El asesino: mi acompañante. Esperando en la escena del crimen a que aparezca el meca-médico. Un hombre con poderes mágicos. Capaz de convertir un montón de chatarra oxidada en una maquinaria capaz de movernos a una desorbitante velocidad de 45 Km/h., 48 cuesta abajo. La pérdida de nuestro transporte fue un duro golpe para los dos. Nuestro tiempo era limitado, y nuestras impaciencia infinita. Pero aun así aguardamos un día hasta que apareciera el mecánico del pueblo-mausoleo-aldea-tribu-agujero.

A las 12:00 de la mañana apareció un hombre con una barriga...enorme. ¡Santa Madona! Tan grande que tuve que mirarla dos veces porque la primera vez no me lo creía. Era más larga que ancha. El hombre tenía que enrollarla sobre sí misma para poder andar. Mis ojos no podían apartarse de ella. Físicamente no podía estar allí, su longitud era irracional, estaba fuera de las leyes físicas. Pero no obstante, persistía en esta realidad. Tatuándose en mi retina. Tentándome a tocarla, a capturarlo para exhibirlo en un circo, a colgar un extremo con un clavo y usarla como hamaca. Gracias a los cielos, mi compañera hizo de portavoz. Mi mente estaba suspendida en el Nirvana.

Le explicó todo lo sucedido con pelos y señales. Como ese ombligo que se asomaba por debajo de la camisa reclamando libertad. (Tres bicicletas acaban de pasar por delante mía. ¡Tres!) Nos lo podría arreglar en cuando le llegara una pieza de Amsterdam. Menudo palo. ¡Y encima de Amsterdam!, para darle más ironía al asunto. Ahí, justo en ese mismo instante, fue cuando comprendí que debía encontrar una solución en común. Mientras ellos debatían el presupuesto y el tiempo que tardaría en llegar la pieza, yo decidí dar media vuelta e irme. No fuera del taller, ni de la calle, ni del barrio; sino del pueblo-mausoleo-aldea-tribu-agujero. Salí sin despedirme, sin avisar. Simplemente vi que era el momento de cambiar de rumbo. Tomé el primer camino que encontré, dejándome llevar por la carretera.

No pensé en nada, sólo caminar. Un pie detrás de otro. Luego se cambian el lugar y... ¡cha cha CHA! Avanzando con rapidez, como si en cada curva me esperase un lingote de oro. Y siempre que llegaba, me picaba la curiosidad por la siguiente. Hasta que encontré algo. No tenía forma de lingote, ni de diamante, ni de bolsa con el símbolo del dólar. Era una llave plateada muy pequeña. ¿Quién había dejado esto aquí? ¿Tal vez me lo dejaron expresamente para que lo encontrara,y para que me preguntara quién lo había dejado aquí? ¿Y si lo habían dejado expresamente para que lo encontrara? La suciedad que lo envolvía despejaba muchas de mis dudas. Pero ¿cuáles? Era momento de la acción. La recogí y me dí media vuelta.

No sólo tomé la decisión de volver al pueblo-mausoleo-aldea-tribu-agujero para buscar al propietario de la llave, sino porque además me había dejado la maleta.

(Una abuela de doscientos años ha hecho un caballito delante de mis narices.)

De camino de vuelta me puse a juguetear con la llave. No era muy grande, y no obstante era muy pesada. ¿Qué abriría? ¿Qué no abriría? ¿Podría abrir botellas? ¿Sería la llave de mi alma? ¿De la casa de un cerrajero? Mis reflexiones fueron interrumpidas por unas luces a los lejos. Me fijé en que estaban apareciendo unas pequeñas luces sobre el pueblo: -Seguramente será la iluminación.- Pensé. Pero la verdad la descubrí unos kilómetros más adelante. ¡Eran antorchas!, sostenidas por los habitantes del pueblo-mausoleo-aldea-tribu-agujero. Buscaban desesperadamente algo entre la hierba. Y en el centro, un niño lloraba mientras apretujaba su osito de peluche en un abrazo realmente doloroso. Si alguna vez había estado vivo, definitivamente ahora estaba muerto. Fui acercándome cautelosamente, con una sensación extraña en mi piel. No sabría como describirte lo que experimentaba. ¿Alguna vez has sido testigo de una perturbación cuántica a medio día? Pues más o menos lo mismo, pero por la tarde.

Un escalofrío me recorrió la nuca. El asfixia-osos me estaba mirando: - Mi llave del candado de mi bici, ¡LA TIENE ÉL!- Me paré en seco y miré la mano que tenía la llave. Los aldeanos me miraron. Yo miré al niño. El niño volvió a mirarme. Ellos me miraron. Yo los miré. El niño miró mi llave. Yo miré una perturbación cuántica que había a mi derecha. El niño me señaló. Yo me asusté. Los aldeanos dieron un paso hacia mí. Yo me cagué, y disimulé: - Se ha ido por ahí.- Ellos dieron otro paso. -Creo que hay un mal entendido. Las bicis no me gustan, en realidad odio a la gente que las utilizan.- El ambiente se puso muy denso. Tanto que una barrera invisible no me dejaba moverme, ni respirar:-Menudo calor que hace, ¿no?-. Uno de ellos se adelantó para mi tranquilidad:-¡A POR ÉL!-

Tiré la llave y cualquier cosa que me impidiera correr. Salí tan rápido como me permitían mis piernas y mis largos días tirado en el sofá. Correr, correr, correr... y cuando no los veía: correr más. Por el camino batí varias veces el récord mundial de los 100 m. lisos. Hice los 5 km. en 5 minutos.

No se como conseguí darles esquinazo en una carretera despejada, plana y sin ni una curva; pero lo hice. Cuando llegué Widdert fui directo a comprar los billetes de autobús. El destino era lo que menos me importaba, tenía que salir de allí lo antes posible. Y la diosa fortuna me sonrió un poquitín, porque el próximo saldría en apenas 30 minutos. El tiempo justo para colarme en un cibercafé y contarte mi situación. Si no vuelves a recibir ningún otro correo mío, avisa a las autoridades y di a nuestros padres que los quiero. Pero quiero que me recuerdes como el hermano que no te dejó tocar sus cosas después de muerto. ¡Me levantaré de la tumba si tan siquiera tocas el pomo de mi puerta!

¡Una bici roja! Están jugando conmigo, ¿desde cuándo hay tantas bicis en el mundo?

Voy a la estación, a ver si llega el autobús.

Un abrazo, hermana


Raúl



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viernes, 12 de agosto de 2011

Día 3 - No somos nadie.

Bienaventura hermana: 

El coche ya no se encuentra entre nosotros. Todo ocurrió tan deprisa, tan de improviso... no tuvimos tiempo de despedirnos. Quién nos iba a decir que esa maldita cuesta iba a ser su tumba. Empezó con un gorgeteo, luego el motor empezó a afixiarse, y después una humareda nos nubló la vista y desinfló nuestros sueños. Más tarde, sólo silencio. Mi compañera de viaje, al contemplar el humo, dijo que era aceite quemado, pero yo sabía que era su alma, que abandonaba su antiguo cuerpo para volver a la madre coche (el desgüace mas cercano). Todos los coches cuando mueren van a un aparcamiento muy alto. Tan alto que el final no se ve, porque se pierde entre las nubes. Allí, dependiendo de si han sido buenos o malos para sus propietarios, pasarán su última ITV. Si han hecho bien su misión, se les pondrá un alerón en la cabeza y un estéreo. Después irán a una pista de carreras donde podrán correr sin límiete de velocidad durante toda la eternidad con gasolina 98. Si han sido rebeldes, se les lleva a un atasco en hora punta. Donde esperarán y esperarán, y donde nunca podrán avanzar. Y lo largo de los siglos, las bocinas les consumirán la razón hasta caer en la locura. Si no queda clara su culpabilidad o inocencia, el seguro público divino les enviará a un taller. A ver qué se les puede hacer. 

Sé que en estos momentos, el nuestro estará corriendo con la moto de Ghandi y el escarabajo de la madre Teresa. Ahora está en un sitio mejor. 

Cuando este lamentable incidente ocurrió, tomé la iniciativa para solucionarlo. Como un caballero, me ofrecí a vigilar el coche mientras ella se iba a buscar un pueblo, andando bajo un intenso sol quemacerebros, y encontrar un mecánico. Hice mucho hincapié en que fuera una mecánica rubia. Por lo que me quedé pesadamente en el coche, con aire acondicionado, viendo la segunda de Shreck, mientras ella practicaba un saludable ejercicio aeróbico y se ponía morena. 

Encontramos un granjero, que nos remolcó con su tractor hasta un pueblo llamado "Lejos de la humanidad y cualquier símbolo de civilización". Sinceramente, ni me fijé en el nombre, me distrajeron sus medios tecnológicos tan... precarios. Tanto, que temí encender mi mechero por miedo a que me acusaran de brujería. Allí nos dijeron que el mecánico no abriría hasta mañana, ya que hoy era festivo. Tendríamos que pasar la noche en el pueblo. ¿O fue el pueblo quien lo decidió? ¡He escuchado un ruido! Ya ha parado. Supongo que no habrá sido nada. 

Explorarmos sus calles para distraernos. Aunque por lo poco estimulante que eran los alrededores, a mí me parecía que más que pasar el tiempo lo estabamos asesinando a sangre fría, y delante de su madre. No entiendo como alguien puede vivir de esta manera. La gente se comportaba mecánicamente. Todos haciendo las mismas cosas. Las mujeres se sentaban en las puertas de sus casas para cotillear, los hombres jugaban a las cartas, y los niños traficaban con heroína. ¡Ah, no! Era solo un enano que nos topamos en una esquina. Los críos jugaban a las cartas o cotilleaban en las puertas de sus casas. 

Si algún día tengo que dibujar la monotonía, estamparía lo que estaba contemplando en esos momentos. Salvo al enano, claro. ¿Dónde está la creatividad, el impulso de ser algo más, de no conformarse con lo que se tiene? Al llegar a las afueras y ver unas parejas "demostrando su amor", comprendí todo. Al final si hasta les voy a tener envidia a estos bárbaros. Después de todo no eran tan infelices como parecían. 

Deambulando, nos encontramos con un mercadillo instalado en plena calle. Vendían de todo lo que te pudieras imaginar, y algo más si tenías pinta de extranjero. Varias veces me vi tentado en comprarme un Rólex pirata. Con su calavera de fondo y sus manecillas de huesos. Pero mis ojos se posaron sobre un Rólex de imitación. Desde lejos parecía original. Y desde cerca... también. ¡Incluso el precio era igual a uno nuevo! Preguntando al vendedor me enteré de que mi alemán necesitaba un importante repaso. Me resultó tan raro su acento que no tenía claro si estaba negociando el precio o se había atragantado y me pedía auxilio. Al ver que su cara no se volvía verde, le pedí a mi compañera que intentara traducirme. 

Al final resultó que era el reloj de su padre, que había ganado mucho dinero como minero en peligrosas excavaciones y que había muerto recientemente por causas laborales. Le atropelló un coche cuando volvía a casa. No estaba dispuesto a gastarme un dinero que no tenía, por lo que continuamos nuestra ruta turística ignorando ese flamante reloj. 

Me recordó a las pulseritas VIP que nos dieron en el parque temático al que fuimos hace dos años, que si la enseñabas podías subir gratis a todas las atracciones que quisieras. Pues el Rólex lo mismo, pero cambiando atracciones por mujeres. 

Resignados, frustrados, cansados, furiosos, apenados, tristes, nerviosos, y algo violentos; decidimos comprarnos un canario. Lo llamamos Alfredo. Un bichejo de lo mas listo. Incluso más que algunos de mis amigos. Salvo tu actual novio, que es uno de mis mejores amigos. Porque sois novios, ¿no?¿No se habrá atrevido a darte un beso? Pero volviendo al tema, Alfredo era tan gracioso que decidimos llevarlo con nosotros a cenar. 

Creo que fue el momento mas íntimo que habíamos tenido nunca. Bebimos, comimos, reímos, jugamos, hacíamos el tonto, nos contamos secretos... Incluso hubo un momento que... ya sabes, me gustó un poquito. Pero nada, sólo un suspiro. Un latido del corazón. Una fracción de segundo. Lo que tarda mamá en empezar y dejar una dieta. 

Para hacer la digestión, paseamos por los alrededores. Cuando nos cansamos, nos sentamos en un montículo de paja que había por ahí, y nos pusimos a mirar las estrellas. Y en un momento determinado, cuando menos lo esperamos; nos incorporamos, nos miramos a los ojos y... decidimos terminar la velada. Alfredo no para de molestar. 

Y eso fue todo, al menos por hoy. El hostal tenía wifi, por lo que pensé en enviarte este correo antes de irme a dormir. Espero que mañana el mecánico pueda revivir el coche, porque estoy empezando a impacientarme. Nuestro tío se irá pronto, y yo no sé si podré llegar a tiempo. 

Tu hermano que siempre estará a tu lado. 

Raúl



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